Me puse a pensar

Solo sé que nada sé, me dijo al oído. Una voz tan sabia y tan dulce. Alguien que dejó de existir decenas de años atrás y que ahora me impregna sus palabras en el punto más alto de mi frente. Alguien intentó hacerme dudar, y resulta totalmente sorprendente que no lo haya hecho. Desde que el aliento me dio la vida y el aire llegó a mis pulmones por medio de mi propio cuerpecito, he dudado. Pero ahora me doy cuenta que en ese momento, no dudé. Ni siquiera tuve que pensarlo. Y si esto se acaba algún día, habrá sido de todos modos lo mejor que me haya pasado. Porque nunca había sentido esto, y porque él me hace crecer y mejorar como nadie lo había logrado. Tardé tanto tiempo en darme cuenta que lo quería y es que quizás no podía entender que alguien que me conociera tanto y se supiera de arriba para abajo y de abajo para arriba mis inseguridades y temores, me quisiera de esa manera. Fue su forma de pensar y de ser la que conquistó mi mente y mis ganas de arriesgarme, cuando nunca nada había logrado que tome esa decisión. El amor te vuelve vulnerable y es por eso que muchas veces escribí que sentía que no me amaba, pero eso no puede estar más equivocado, porque en sus ojos, en sus acciones y palabras puedes notar la verdad de por qué esto existe. Un dolor profundo y una vida llena de inseguridades me hacen imaginar y obligarme a pensar lo que no es, porque de eso se trata mi existencia, de crear mundos erróneos, para no salir tan herida al final de este camino.