I can't anymore, just can't

lunes, 22 de abril de 2013

Anna Karenina


No recuerdo bien que me había estado hablando una amiga, Anna Karenina no le apetecía leer con tantas ganas; o la película; parecía ser la misma historia que Madame Bovary. Bueno, no he leído Madame Bovary y tampoco AK (mañana mismo voy a la biblioteca y empiezo a devorármelo), pero la película, bueno, por la trama, la historia, grande Tolstoi, grande, lograste derrumbar mi corazón cuántas veces para armarlo y desarmarlo y eso sólo en esta película. O quizás es que soy demasiado sensible y romántica insufrible, pero la historia de amor, de amorío, de suciedad en la dignidad de esa mujer, en esa época, valiente, valiente, valiente, me sigue haciendo llorar, aun haya ya pasado 20 minutos del final. Tolstoi recoge y te entrega una serie de mensajes y toda la película te indigna el machismo en la sociedad, la injusticia, el dolor del amor y amor del dolor, adulterio, maternidad, sociedad, alta sociedad, nobleza, aristocracia, y lleva elementos del comunismo vs. capitalismo, el vestuario, Aaron Johnson (terminaste de enamorarme esta tercera vez que te veo), Keira Knightley, un romance espectacular, la pasión, la seducción del conde de Vronsky, la resistencia, lo imposible de sus miradas y la química inmediata que perciben. El amor aún sin besos, y cuando consuman su adelantado matrimonio, sólo puedes sentir ardor por todo tu cuerpo. Y duele el amor así, imposible y del que vale la pena pelear. Aún no decides si quieres vivir ese romance, pero un sentimiento así sí, pero otras circunstancias, si mira cómo termina. Pobre Anna, que los demonios la atacan, y Vronsky, bello, impecablemente bello que hace con la situación que su persistencia y su atracción inicial hacia ella han causado. Matthew Macfadyen encantador y preciso. La sociedad ayer, hoy y esperemos que no mañana, sigue siendo una escoria. Pero amé la película. ¡Gracias amor!

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